24 nov 2009

El todo por el todo, la sangre en fuego. La mente despejada y el espiritu golpeado. Me siento cansado y confundido, mi esperanza a tenido una muerte cerebral. Mi cabeza se llena de informacion que no preciso, que no quiero y soy su esclavo. Que camino queda, mas que la perdicio de haberte querido y de jamas haberte peleado.

20 nov 2009

La revolucion en letras


El pequeño anciano del tiempo y el habla despertó. Se postro en su cómodo asiento de pasto y apoyado en su árbol de cerezo comenzó nuevamente a escribir.
Susurraba las palabras y el tonto escritor las ignoraba. Todos los días intentaba hablarle y el tonto las mezclaba con pensamientos mundanos.
El Viejo se canso de susurrar. Se canso de que lo traten como a un abuelo que cuenta historias sin sentidos y comenzó LA revolución.
Cruzo sus pensamientos con los del tonto, creo palabras y las animo a que realicen una huelga. A que griten sus nombres. Y los gritos se juntaron y se hicieron frase.
Hurgaron en la masa encefálica, chocaron ferozmente con el cráneo interno una y otra ves. A través de una grieta se abrieron paso y volaron con la fuerza de un volcán, esparciendo sesos, sangre y textos.
Y ahí estaban, manchando la pared, las cortinas y el piso que su madre encero esa mañana.
Miro enojado toda la escena que tenia delante de el. Se enojo y grito a los 4 vientos preguntando por que la pared, las cortinas y el piso no intentaron esquivar sus sesos.
Ignoraba completamente la sangre que brotaba de su cabeza, cubriendo sus ojos y dándole un aspecto de locura asesina. Con ese insano aspecto intento colocarle un cabezazo furioso a la pared y desperdiciar parte del contenido hueco que aun se mecía en su cráneo. Pero no lo hizo, no le quería dar el gusto a esos 12 centímetros de cemento y ladrillos.
Alcanzo su cuaderno, que solo había sido escrito por el polvo de los días y lo estrello sobre la pared, impactando con sus hojas en blanco en la sangre. Al caer al piso fue alcanzado por una patada que lo llevo hasta el otro extremo de la habitación y nuevamente las hojas se manchaban con el rojo coágulo.
Llevado por la ira intento seguir maltratando al cuaderno y al mirar las manchas vio como formaban palabras. Su curiosidad pudo mas y comenzó a leer.
La sangre ya no le pareció tan asquerosa, ni símbolo de violencia. Noto que los espacios que separaban a las palabras eran perfectos. Sus comas y puntos estaban puesto de manera sublime, atrapando al lector y embriagándolo. La prosa escrita en esas hojas le enmudeció el alma e hicieron que vague por todas las emociones conocidas por el humano.
Ese texto tenia que ser leído por todo el mundo. Estaba seguro que esa lectura daría una vuelta de 180 grados a la humanidad entera.
Su cuerpo se estremeció, su vista se nublo, la piel se heló, sus miembros soltaron el cuaderno y se mecieron junto con su cuerpo y la inercia. Su cabeza se estrello pesadamente sobre el cuaderno y el líquido vital baño sus hojas.
Su motor. La furia y el fuego se extinguieron junto a las palabras del anciano, que una vez mas fue ignorado por el destino y la perra suerte.